Estrenamos sección y lo hacemos con ‘Luisinho’, trianero de 29 años que vivía en el antiguo Núcleo Santa Ana y que por un motivo y otro, por cosas de la vida, emigró hasta Atenas, en Grecia, donde ahora intenta sobrevivir sin olvidar sus raíces.
– ¿Por qué te fuiste?
– Me fui porque a veces en la vida llegan ‘oportunidades’, pero luego se van y hay que perseguirlas para no perderlas. En muchas ocasiones estas ‘oportunidades’ tienen el pelo largo y una carita de ángel, tacones, pantalones ajustados y pestañas interminables… Sin embargo, no siempre es oro todo lo que reluce y la quimera puede convertirse en una realidad diferente; pero si no hubiera venido jamás lo habría descubierto.
– ¿Qué echas de menos de tu barrio?
– El «cogélo ahí», «killo qué», «onde va con la cara esa»… Los sones de una guitarra que suenan desde el fondo de un bar, el compás flamenco a la vera del río, la cervecita interminable del mediodía, el «relío» de un martes (por ejemplo)…
El día a día.
– ¿Qué has descubierto fuera de tu barrio? ¿Qué hay allí que no tenga nada que ver con lo que veías como algo normal aquí?
– Muchísimas cosas. Triana es mi vida y mi regocijo, pero el mundo es demasiado grande y aún quedan infinidad de rincones por conocer y de personas con las que conversar mientras apuramos el final de una copa en la barra del bar. En Grecia el idioma suponía un impedimento al principio, aunque poco a poco le vamos echando valor al asunto. La gente aquí vive con toda la alegría que la situación les permite, pero el espíritu y la estirpe es algo que aún conservan y me siento orgulloso de verme inmerso en ello.
– ¿Has encontrado lo que esperabas? ¿Cómo es tu vida allí?
– La respuesta sería NO, pero tampoco vine con expectativas concretas. Mi vida aquí es tranquila, aprendo cosas nuevas que me ayudan a enriquecer mi personalidad, como cualquier experiencia nueva que va sumándose hasta crear la persona que eres.
– ¿Cómo presumes de tu barrio en el lugar donde estás?
– El fondo de pantalla de mi ordenador laboral es el mítico calendario de TRIANA con las letras de cerámica. Con nudillos a compás mientras espero a que me sirvan el café o la cerveza. Además, un curioso caligrama de elaboración propia en mi cocina entremezcla mis raíces con mi hogar actual…
– ¿Cómo ves desde fuera la situación de tu barrio comparándolo con el lugar donde estás ahora?
– Lo veo de forma cercana. Cuando hablo con mi gente parece que el tiempo no ha pasado, podemos hablar de cosas mundanas como si ayer mismo hubiéramos estado paseando por la Calle Betis. En Atenas vivo en un barrio tranquilo, de comercios familiares y personas buscavidas. La principal diferencia son las distancias, coger el autobús para ir al supermercado o encontrar un comercio concreto, pero los griegos y los andaluces somos más similares de lo que parece.
– ¿Recomendarías a alguien seguir tus pasos… salir de Triana?
– El mundo es muy grande y el ser humano es trivial en él. Nuestra cultura es especial, cualquier trianero lo sabe; por eso no solo es importante que la gente acuda a conocerla, sino también exportarla e impregnar otros contextos con nuestras pamplinas. En esta etapa a la que llamamos vida debemos tener objetivos y luchar por alcanzar nuestras metas. Viajar es conocer y conocer es enriquecerse, al final eso es lo que te queda. Por eso recomiendo que cada uno luche por aquello que quiere allá donde esto se encuentre… ¿Acaso es posible ganar sin arriesgar?
– ¿Vas a volver?
– Algún día…
R. T.
“Habiendo fracasado en todos los oficios, decidí hacerme periodista…” y descubrí que es la profesión más bonita del mundo. Cope, Diario de Sevilla, Canal Sur, Estadio Deportivo; periodismo digital, social media, redactor, escritor, a veces cuentacuentos. De muchos, uno.