Alejandro Ortega, Trianero del año en la Velá, es aquel chico que amenizó las tardes de confinamiento en Esperanza de Triana con su violín.
Tiene la mirada intensa y sincera del que vive con pasión cada momento, pero también del que no ha perdido la curiosidad innata del niño. Tiene las cosas tan claras que a veces se me olvida que Alejandro Ortega tiene solo 21 años. Su celebridad le llegó en los duros días del confinamiento, cuando su espíritu positivo le llevó a convertir su balcón en auditorio. Desde su terraza de Esperanza de Triana deleitaba a los vecinos con el sonido de su violín eléctrico, fuera con Alejandro Sanz, Manuel Carrasco o un poco de reguetón. El barrio acudió cada tarde a sus palcos hogareños para recibir el regalo de la música y, meses después, ya es una estrella de TikTok con más de un millón de seguidores. Unos vecinos, en agradecimiento, le regalaron el actual estuche de su violín. Hablamos con Alejandro Ortega, el chico sonriente que nos hizo olvidar las penas del cautiverio con su música.
Pregunta. ¿Cuál es tu relación con Triana?
Respuesta. Es una vida entera, porque nací aquí, mis padres se vinieron a vivir juntos aquí y es mi barrio favorito en la ciudad más bonita del mundo. He estudiado en colegios de Triana: primaria en el José María del Campo y la ESO en los Maristas –donde empecé a dar mis primeras clases de música y movimiento cuando tenía cinco años y medio-. Luego la música me llevó hasta la Escuela Joaquín Turina en la calle Albareda, una escuela privada que me examina a través de otra escuela que está en Londres que se llama ABRSM. Estudié bachillerato en Los Remedios, en el Politécnico; y actualmente estoy estudiando Magisterio en la CEU de Bormujos.
P. ¿Era el violín tu destino desde el principio?
R. Mi madre es pianista y toca el piano desde que era muy joven. Terminó la carrera de piano y, cuando yo era pequeño, quiso que también me metiera en el mundo de la música. Al ver que yo tenía las manos muy grandes, quería que tocara el piano. Pero yo estaba obsesionado con el violín y me encantaba, así que convencí a mi madre después de seis meses. Tenía que estudiar muchas horas, porque el violín las requiere, pero nunca tuve problema porque me lo pasaba muy bien y tenía mucho entusiasmo por aprender.
P. Trianero del Año nada menos. ¿Cómo llevas lo del premio?
R. Me encanta Triana y es sin duda mi sitio favorito del mundo, aunque mis padres se han preocupado de hacerme viajar mucho por España y conocer muchos sitios. Pero Triana es un plus, así que el premio es un orgullo.
P. Aunque seas muy joven aún, ¿Cuáles han sido tus ‘pinitos’ en el mundo musical?
R. Llevo haciendo música para público como tres años por redes sociales. Me empezaron a salir actuaciones en bodas y comuniones, eventos en discotecas y bares, y lo disfruto mucho. También lo compagino con mis estudios, que es otra de mis pasiones, ya que me gustaría en el futuro enseñar música.
P. ¿Qué tipo de música disfrutas más tocando?
R. Siempre he dicho que para mí un buen músico es aquel que disfruta con todo tipo de música. Y el violín, al ser un instrumento clásico, siempre quise mezclar la interpretación de música clásica con música moderna. Yo toco desde Mozart a flamenco, reguetón, pop… No hago discriminación a la hora de tocar.
P. La música es una profesión preciosa, pero no siempre bien valorada para los que se dedican a ella. ¿Cómo ves el panorama de la música a nivel profesional?
R. No es que la gente no aprecie la música, porque sobre todo a la gente de Sevilla le encanta la música y el arte. Pero durante muchos años he ido a un campamento de verano de música en Canfranc (Pirineos) y allí he conocido a muchos amigos de otros lugares y países varios. Y sí que es verdad que aquí se valora mucho el arte, pero en otros países del norte como Austria o Alemania tratan a los músicos –sobre todo los clásicos- como dioses. Son como lo más alto de la sociedad. Pero en España veo que no se valora tanto.
P. Volveremos a este tema, pero… ¿Cómo es ese momento en el que nos confinan a todos?
R. Yo sé que fue algo muy duro para mucha gente, pero yo soy una persona muy positiva y también muy creyente, y desde el principio pensé que era un momento en el que Dios me había dado la oportunidad para conocerme a mí mismo, de aprender a entenderme y a conectar mejor con la música, y una nueva oportunidad para mejorar. Fue lo que hice desde el principio hasta que llegó un momento en el que consideré que había mejorado como persona y quería compartirlo con la gente que tenía alrededor, compartir mi música. Así que decidí empezar a tocar en mi balcón (también para amenizar las tardes de los vecinos), sabiendo que había gente que no se había tomado la situación de la manera tan positiva en la que me la había tomado yo. Fue una manera de hacer un regalito a la gente que me rodeaba.
P. La música clásica, que es con la que empezamos en los conservatorios, no tiene el tirón de antes. Parece que enganchaba más a otras generaciones que vinieron antes que nosotros.
R. Yo no creo que a la gente de mi edad no le guste la música clásica, creo que no la conocen. Antes de tocar el violín –aunque era muy pequeño-, yo creo que tampoco me llamaba mucho la música clásica. Como casi todo, si tú te dedicas a estudiarla y entenderla, creo que la música clásica le gustaría a todo el mundo. No creo que alguien tan reconocido como Mozart después de siglos muerto pueda ser malo. Al contrario, lo que hizo es precioso. Si se supiera transmitir a los jóvenes lo que es la música clásica, volvería a los gustos de la gente. Cuando empecé con el violín siempre tuve claro que quería enseñarle a la gente de mi edad que la música clásica es algo a lo que tienen que acercarse. También creo que en los colegios no se le da la suficiente importancia a la Música, siempre se escucha en clase que es la asignatura que no suspende nadie, la fácil.
P. ¿Y qué se puede hacer para mejorar eso?
R. Darle más importancia en los colegios. Es una asignatura muy importante, porque está más que demostrado que desarrolla todas las áreas: la lingüística, la matemática… Creo que las personas que estudian música desarrollan más habilidades. Que esté aparcada en un rincón en los colegios es algo que no entiendo.
P. ¿Qué ves en tu futuro?
R. Quiero ser profesor y transmitir a los niños que se introduzcan en el mundo de la música, que la descubran. Yo toco hasta reguetón, yo no discrimino entre los diferentes tipos de música. Para entender el reguetón hay que entender la música clásica, y para entender la música clásica también hay que entender el reguetón. Cada música se ha hecho para transmitir un mensaje diferente, y debemos escuchar todos esos mensajes. También me gustaría tener unos años como intérprete individual tocando todo tipo de música en escenarios y eventos. ¡A ver si es posible!