Tres años eran muchos, y el barrio de Triana ya no podía esperar más. La calle Castilla era un hervidero de fervor, pero también de calor. Tras una mañana de nubes, un sol de justicia ha recibido la salida de la Cruz de Guía de la Hermandad del Cristo de la Expiración y la Virgen del Patrocinio.
Sonaron aplausos al abrirse las puertas del templo y con celeridad comenzaron a salir los nazarenos de la corporación del Viernes Santo. A pesar de haber visto al Crucificado en Víacrucis hace pocas semanas, los trianeros y trianeras tenían sed de Cachorro y la salida del paso de Cristo ha emocionado a muchos de los presentes tras años de espera. Una saeta de El Sacri desde el mismo balcón de la Basílica recibía al Señor en la calle. Los sones de la banda de la Sagrada Presentación de Dos Hermanas le hacía más fácil el caminar al Señor de La Expiración por una recién bautizada Plaza Matilde Coral en la que no se cabía.
Y tras el paso de Cristo, su Madre. La Virgen del Patrocinio pasaba junto a los azulejos de la calle que lleva su nombre arropada por decenas de personas que decidían seguir su tránsito por la calle Castilla para ver otro de los momentos más emotivos de la tarde, el paso del Palio del Cachorro por la Hermandad de la O. al que inmediatamente siguió la salida de la Cruz de Guía de esta corporación que iniciaba su estación de penitencia la tarde del Viernes.
En todo lo demás, el guión se cumplió, y el Cachorro enamoró a la Sevilla cofrade en el Puente, la Campana o la calle Arfe. Imágenes esperadas y aplaudidas con las que el barrio de Triana ponía su broche final a la Semana Santa.
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Fernando Márquez
