El cielo aguantó las lágrimas para no empañar el día que Sevilla fue Triana, y el Rocío protagonista

Simpecado Catedral
Simpecado Rocío de Triana en la Catedral

Perfecto, emotivo, sentido, excelente, impecable, maravilloso, magnífico, estupendo, inmejorable, insuperable… Cualquier calificativa que busquemos vale y, sin embargo, no hay ninguno que alcance para describir lo que ayer se vivió en Sevilla gracias a la Hermandad del Rocío de Triana, que hizo Sevilla suya y completó un regreso a su templo histórico.

Con un día que amaneció soleado y que poco a poco se fue nublando, el miedo por una tromba de agua se mantuvo en los fieles hasta las seis de la tarde, momento en el que, con media hora de retraso según lo previsto, se abrieron las puertas de la Catedral para que el Simpecado trianero ocupara su sitio en el carreta de plata que, con sus correspondientes bueyes, aguardaba en la Plaza Virgen de los Reyes. Miles de devotos vivían el momento, que llegó al son de tamborileros, de cohetes, de las campanas de la Catedral, de la Salve que se rezó para dar el pistoletazo de salida a una tarde única.

Rocio de Triana Medalla de Oro de la Ciudad de Sevilla
El Rocio de Triana recibe la Medalla de Oro de la Ciudad de Sevilla

Portada ya en su trono, recorrió las calles del centro de Sevilla hasta llegar al Ayuntamiento de Sevilla, donde el alcalde de la ciudad, Juan Ignacio Zoido, escoltado por, entre otros, el delegado del distrito Triana, Curro Pérez, le otorgó a la Hermandad del Rocío de Triana la Medalla de la Ciudad con motivo de su bicentenario. «Viva Triana; vive la Virgen del Rocío; viva la Madre de Dios» se escuchaba en Plaza Nueva, donde los emotivos discursos de alcalde y Hermano Mayor, así como la música aportada por la Banda de La Oliva de Salteras y el Coro de la Hermandad, convirtieron el momento en algo mágico.

Cumplida su primer parada, comenzaba el retorno a Triana en el que hubo tiempo para que unas tímidas gotas de agua se sumaran a la fiesta, pero el cielo se secó las lágrimas para no empañar una tarde que no había hecho más que comenzar. Los cohetes, sobre las 21:00 horas, anunciaban la llegada del Rocío de Triana al arrabal, ya cruzaba el Puente de Triana y miles de fieles se rendían a sus pies.

Simpecado Azulejo
El Simpecado del Rocío de Triana ante el azulejo que conmemora su bicentenario en la calle Castilla

Una parada obligada en la calle Castilla número 9, donde un azulejo conmemora desde hace unos días el 200 aniversario de la creación de la Hermandad en el mismo lugar donde, allá por el año 1813, se creó, y un paseo triunfal por Antillanos Campos, Alfarería, San Jacinto, Rodrigo de Triana, Victoria y Pagés del Corro, precedieron a la entrada del Rocío de Triana en su templo de la calle Evangelista, donde pasada la medianoche llegó, poniendo punto final a un día, una tarde, una noche, que difícilmente se podrá olvidar.

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E. Antolín /G. Martínez

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