‘Cucaña’ viene del italiano ‘Cuccagna’, y en Triana es ese mástil ensebado que vemos en horizontal en la proa de una barcaza que los desafiantes tienen que recorrer para coger la bandera que hay en su extremo. Pero para conocer su origen hay que ir al Nápoles del siglo XVI.
En las fiestas napolitanas, en el centro de la plaza se ponía un volcán artificial simulando al Vesubio, de cuyo cráter salían salchichones y macarrones que luego se cubrían de queso rallado como si fueran cenizas, y que la gente competía por llevarse. Luego aquel volcán se sustituyó por un mástil en vertical del que colgaban los salchichones y otros alimentos, como aves.
Su nombre viene del ‘País de Cucaña’ (o de Jauja), del que el juego toma el nombre, leyenda medieval. Un lugar de abundancia donde no es necesario trabajar y donde todos los deseos se satisfacen al instante. Dicen que para llegar a ese país, había que sufrir una larga penitencia y «surcar un mar de excrementos».
En Triana, y en algunos municipios costeros vascos, la cucaña es en versión horizontal y hay que caminar sobre ella sin caer al agua. Estos días volveremos a verla con motivo de la Velá de Santiago y Santa Ana de Triana. Y a alguno le gustaría que lo que hay en el extremo fuera un salchichón y no una banderita.
Texto cedido por Sevilla Flash
Foto: Familia Andana