Entrevista a D. Manuel González Moreno, Hermano Mayor de La Estrella

Manuel González Moreno

Sube un murmullo. Uno que sabe a cervecita y gambas. Uno que entra por un balcón desde el que el término «privilegio» adquiere otra dimensión. Bajo su cornisa una calle, una arteria del barrio que se ha vuelto peatonal y que ha redescubierto la vida. Pero hay otra vida, otro murmullo, otro sabor que se aloja en San Jacinto cada tarde de Domingo de Ramos. Así lo siente D. Manuel González Moreno, Hermano Mayor de la hermandad de La Estrella, que abrió las puertas de su despacho a las preguntas de Triana al Día.

¿Quién es Manuel González Moreno?

Nací hace 50 años en Sevilla. Soy el segundo o el tercer hijo de mis padres, nunca sé en qué orden ponerme porque tengo un hermano gemelo. Estudié en Triana, en el colegio San José de Calasanz, luego en el instituto Becquer, y después hice la carrera de Geografía e Historia. Profesionalmente me dedico a la visita médica, algo que no tiene nada que ver con mi licenciatura. En el año 91 me casé con mi mujer, Margarita. Tenemos tres hijos, dos mayores y una pequeña.

Desde niño pertenezco a la hermandad de Los Gitanos, por tradición familiar, y desde el año 80 entré como costalero bajo el palio de María Stma. de la Estrella, y sufrí el proceso de abducción que sufren muchas personas cuando se encuentran con su mirada y la del Cristo de las Penas, y ya me quedé aquí. A partir de ahí empecé a vivir la hermandad un poco más, y hasta ahora.

¿Es cofrade? Dígame algún momento que le guste especialmente de la Semana Santa.

Lo soy, gracias a mis padres, que me inculcaron el cariño y el respeto a las cofradías. Lo que ocurre es que, conforme te relacionas con el resto de hermandades, los días más especiales comienzan a suceder fuera de la Semana Santa. Para mí los días especiales empiezan a ser la Función Principal, el día de Navidad que los niños representan un Belén viviente…

¿Qué significa para el hermano mayor de la Estrella el barrio de Triana?

Pues mira, yo me he criado en la calle Rubén Darío, que pertenece al Tardón. Yo considero que eso es Triana, ya que cada uno ponga los límites donde crea. Entonces yo me siento muy del barrio, creo que mantiene unas características que lo hacen muy especial, que no tienen que ver tanto con el espacio o la arquitectura sino más bien con la relación que mantienen los vecinos. Aquí todavía es muy normal pasear por la calle San Jacinto un sábado a medio día, encontrarte con dos amigos y tomarte un par de cervecitas, como puede ocurrir en cualquier pueblo. Ese encanto es el que lo hace muy especial.

Por otro lado tiene sus hermandades, que son muy características, y para las que el barrio son una parte esencial.

¿Cuánto lleva siendo hermano mayor? ¿Ocupó antes algún otro puesto en otra junta de gobierno?

Yo llevo meses de Hermano Mayor. Tomé posesión del cargo el pasado 26 de octubre. Anteriormente fui Prioste segundo del 1996 al 2000, que fue cuando se coronó la Virgen. De 2000 a 2004 fui Prioste primero, fui Teniente de Hermano Mayor de 2004 a 2008, luego un año más en 2012 y ya pasé a ser Hermano Mayor.

¿Ha motivado o presenciado algún cambio importante en la hermandad desde que llegó a este puesto?

No. La hermandad de La Estrella lleva ya años con una línea de trabajo muy firme, muy segura, apoyándose en el desarrollo de sus hermanos, de la formación de la caridad, de profundizar en los cultos… Y nuestra línea no se separa de esa que viene realizándose desde hace décadas.

¿Qué es lo que más le gusta y lo que menos del puesto de Hermano Mayor?

Pues ser Hermano Mayor de la Estrella es un honor en sí, uno enorme, y del que no esperaba gozar nunca, porque no lo tenía en mi cabeza. Y lo que menos me gusta nada. Si hubiera algo que no me gustara habría que ser casi masoquista para aguantar.

¿Cuál es el momento más duro o de mayor tensión que ha vivido como Hermano Mayor?

Por suerte tengo una Junta de Gobierno llena de personas con una capacidad cofrade enorme, que llevamos el «Charitas» en el pecho todo el año, y cuando se ha planteado cualquier problema lo hemos resuelto dialogando. Por ello no puedo hablar de que hayamos tenido una situación insalvable o que la hermandad no haya podido afrontar.

Como creyente y católico, ¿qué imagen cree que se tiene de la Iglesia actual?

Una que me gusta mucho. Veo una Iglesia que se preocupa cada vez más de las peronas, un poquito menos de la forma y que profundiza en el mensaje de Cristo.

Más allá de los cultos y de la estación de penitencia, ¿qué actos o actividades se realizan en La Estrella para hacer hermandad?

La hermandad no para en todo el año. Tenemos un grupo joven y un grupo infantil que están constantemente activos. De los 6.700 hermanos que tenemos hay un grupo de unos 250 que se movilizan constantemente. Durante el año hacemos cursos de formación para jóvenes y adultos, tenemos peregrinaciones a lugares marianos, y tenemos abierta la casa de hermandad todo el año. Es raro que vengas y no encuentres a hermanos trabajando en algún proyecto, porque tenemos varios.

Pero especialmente me siento muy orgulloso de nuestra labor de caridad. Hay un grupo de hermanos que se dedican exclusivamente a ello, que trabajan par alos demás, que están conociendo las miserias y pobrezas de la sociedad, que se están dedicando a ello a pesar de tener sus vidas resueltas, y que para mi son héroes.

Llega el Domingo de Ramos, la cofradía sale a la calle y se topa con un barrio que le regala un abrazo masivo. ¿Qué siente cuando se abren las puertas de su capilla y se encuentra con eso?

En primer lugar un orgullo y una alegría enormes, porque te das cuenta de que somos una hermandad querida por el barrio, y que nuestros Titulares despiertan una devoción enorme, que por otro lado llevan siglos captándola. Eso te reafirma en todos los pequeños esfuerzos que durante el año estás haciendo. Simplemente con hacer feliz a la gente que espera a la cofradía ese día la hermandad ya tiene justificada parte de su existencia.

¿Qué parte del recorrido es el que personalmente más le gusta de su hermandad?

Realmente el de vuelta. A la ida estás muy preocupado por cumplir horarios, por llegar a Carrera Oficial, por los retrasos que te puedas encontrar… Y aunque a la vuelta tenemos que entrar a una hora, ya lo vives de otra forma. A la vuelta lo que hagas de bien o de mal no repercute tanto a otras hermandades.

¿Hay algún cambio destacable para este año? Horario, recorrido, insignias, vestimenta de la virgen, etc.

No, seguimos con la misma tónica de los años anteriores.

Para acabar, un deseo para la estación de penitencia de este 2014.

Yo tengo uno muy íntimo que no puedo comentar, que es al que le estoy dedicando toda la Cuaresma. Pero con que haya una persona, sólo una, que encuentre en María Stma. de la Estrella o en el Cristo de Las Penas una respuesta a un momento de desolación, nuestra estación de penitencia habrá tenido sentido.

Carlos Jordán

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