La Navidad y el último libro de Rancio nos han hecho dejarnos llevar, y hemos hecho un pregón en verso de la Navidad en Triana. El Niño Dios nació aquí, o eso quiere nuestro corazón. Os dejamos nuestra pequeña aportación a esta locura hermosa de Julio Muñoz Gijón.
Contaban los cargaores
Del muelle del Altozano,
El viaje de una familia
Desde unos reinos lejanos
Hasta la calle Castilla.
Con hambre y con mucho frío
Llegaron hasta Triana
Buscando encontrar cobijo
Antes de que en la mañana
Tuvieran su primer hijo.
Cerradas todas las puertas
Se encontraron de camino
Quiso la suerte gloriosa
Que los trajera el destino
A esta tierra primorosa.
José toca las aldabas
De las casas de Pureza
Y le abren dos hermanas
Que dicen ser alfareras,
Las mejores de Triana.
Justa y Rufina reciben
A la Sagrada Familia
Como se recibe a un hijo.
Que no se diga, Sevilla,
Que en tu casa pasan frío.
María encuentra acomodo
En un patio de azulejos
En el que los cantes viejos
Son una Salve a su modo
Como un eco de festejos.
El niño nace al amparo
De las avellanas verdes
Y el hijo de Dios es faro
Como el que Triana tiene
Más allá del Altozano.
Tres reyes vienen siguiendo
Una Estrella esplendorosa
Que en San Jacinto viviendo
Es la rosa de los vientos
De esta orilla dichosa.
Marineros de ultramar
Vienen al niño a adorar
Y le traen con pasión
Un trozo del corazón
Humilde del arrabal.
Los reyes traen presentes,
Oro del que nada tiene
Pero que todo lo da,
Como lo hace el arrabal
Con el que nada posee.
Incienso para llenar
De su perfume las plazas
Cuando abril viene a llamar
A costaleros de raza
Al mando de un capataz.
Mirra para recordar
Que este Dios es de este mundo.
Que este barrio se hace altar,
Ante el cauce más profundo
De un río que quiso ser mar.
Triana tuvo que ser
La que entre lozas y barcos
Viera al Niño Dios nacer,
Arropado por tarantos
En la Cava del ayer.
Y aunque reine en la Campana,
Quien vio a este niño crecer
Fue el arrabal de Triana,
Donde quiso ser marino,
y donde recibió el mimo
de su abuela Santa Ana.
Miguel Pérez Martín