Feliz comida de Navidad

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¿Qué se come en las comidas navideñas?

Cuando llega esta época todo es felicidad, comodidad y aunque en estos tiempos sea difícil conseguirla, también es tiempo de abundancia. Cuando se acerca la navidad, todos son preparativos, llamadas de teléfono, compras… Si todo este estrés lo unimos a que nuestro sobrino, primo, vecino… ya hace más de un mes que nos ha vendido los famosos “mantecaos para el viaje de fin de curso” da como resultado una “temprana dulce navidad”. Lo que empezará a transformar nuestros hábitos de alimentación y por consiguiente nuestra composición corporal.

Con esto quiero llegar a la conclusión de que ese temor que tenemos a las comidas de navidad donde la despreocupación por esa dieta o esa alimentación saludable que seguimos durante el año está presente, ese temor no debe de ser tal. No debe de ser tal, porque quizás en esas comidas se coma más que en otra comida normal del resto del año, pero la pregunta debe de ser ¿Qué se come? Por norma general, cuando llega esta época todo el mundo empieza a pensar que tendrá que hacerle un nuevo “agujero al cinturón” y sí, por norma general es así, pero ¿Toda la culpa las tienen las comidas navideñas?

Empezaré respondiendo con un rotundo NO a la segunda pregunta formulada más arriba. Respuesta la cual dará lugar a que pueda responder a la primera pregunta.

¿Qué se come en las comidas navideñas?

Para responder a estas preguntas me basaré en las comidas familiares, las cuales por norma general se suelen hacer en casa propia o de un familiar (Todo lo que hablaré será basándome en lo más normal en nuestra sociedad, está claro que habrá situaciones excepcionales.)

Entremeses: Por norma general, las comidas navideñas suelen empezar con entremeses, donde los productos ibéricos (el jamón, la caña de lomo, el chorizo y/o salchichón ibérico y el queso entre otros) y el marisco (gambas, langostinos, patas rusas…) son los “dueños” de la mesa. En lo que se refiere a las características nutricionales de estos platos, bien son conocidas las más temidas, la grasa de los productos ibéricos. Pues sí, estos productos son ricos en grasas, pero son proteína, la cual se suele acompañar con hidratos de carbono, como pueden ser el pan, los picos o las regañas. Mientras que el marisco es una proteína que poco más se le puede sacar, más que minerales derivados de su procedencia. Por tanto podemos observar, que al fin y al cabo los entremeses se pueden considerar en su total un plato equilibrado en sus tres macronutrientes, como son Grasas, Hidratos de Carbono y proteína. ¿A mejorar en su computo global? La cantidad de grasa y la calidad de esta, ya que las grasas saturadas tienen el monopolio de los entremeses.

1º Plato: En las familias que se acostumbra a poner dos platos, por norma general, el primer plato suele ser el más ligero, el cual suele presentarse en forma de sopa. La sopa en sí, está constituida en su mayoría por agua, teniendo según su elaboración más o menos cantidad de grasa y si contiene fideos o similares, estos son los responsables de aportar los hidratos de carbono. Por tanto suele ser un plato muy ligero.

2º Plato: Este plato es del que menos se puede hablar en este artículo, ya que cada casa “es un mundo”. Por norma general, este plato suele estar constituido por carne o por pescado, pero la preparación de estos suele ser muy diversa. Habrá quien haga un salmón con nata y habrá quien realice un pavo al horno. Por tanto la calidad nutricional de este plato dependerá tanto del tipo de alimento (carne o pescado) del tipo de carne o de pescado y de la elaboración de dicho plato.

Por tanto como hemos observado, por normal general, la comida de navidad suele estar equilibrada, bien es verdad que hay aspectos mejorables, pero dentro de lo que cabe, la comida de navidad hasta el momento se puede considerar apta para una alimentación equilibrada y semisaludable. Por tanto, ¿dónde aparece el problema? En el postre.

El postre en una cena navideña suele presentarse en forma de dulces. Estos dulces en su mayoría aportan hidratos de carbono simples y grasas. Por tanto aquí es donde nuestro organismo más cantidad de “peso coge”. Los hidratos de carbono simples es la vulgarmente denominada azúcar. Cuando nuestro organismo consume demasiados hidratos de carbono simples, los convierte en depósitos energéticos, o lo que es igual, los convierte en grasa. Si a esta grasa, le sumamos la que de por sí contienen los dulces navideños aumentamos los depósitos de grasas, o dicho de una manera vulgar, aumentan nuestras cartucheras, michelines, papada…

Por tanto, se puede disfrutar de una buena comida de navidad, pero cuando lleguen los postres, hay que ser recatado y “controlarse”, ya que debes pensar que has consumido gran cantidad de comida con anterioridad y los dulces lo único que van a hacer es aumentar con creces el aporte calórico.

Felices Fiestas y Dulce Navidad, pero siempre con cabeza

Pablo Vélez es nutricionista y dietista y puedes encontrarlo en @NDencasa

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