Esta tarde ha fallecido Valentín García, la voz de la Esperanza. Ejemplo para todos aquellos que sufren el cáncer y maestro de muchos de los que amamos la radio.
Esta tarde ha dado su último aliento cuando aún no había cumplido los 52 años. Madrileño de nacimiento, llegó a Canal Sur Radio para enamorarse de esta tierra. Para enamorarse de una Sevilla que hoy se aguanta las lágrimas y de una Triana, hoy desolada, que lo recibió en sus calles y que lo hizo Trianero Adoptivo en la Velá de Santa Ana.
Valentín era un gran profesional, y todos los que hacemos este diario tuvimos la suerte de compartir micrófonos y charlas con él. Qué privilegio. Un madrileño que abrazó tanto Sevilla y con tanta fuerza, que acabó retransmitiendo desde El Llamador las tardes de cofradías en la ciudad. Valentín callejeaba más que tú y que yo y se sabía los secretos del arrabal mejor que algunos que habían nacido aquí. Hace tan solo unos días, este mismo octubre, contaba en Twitter cómo una vecina de Triana le había sorprendido llevándole una tarta.
No es fácil escribir este obituario para Valentín, porque nunca hubiéramos querido escribirlo. Llegó a Sevilla a los 24 años y lo conocimos cuando nosotros apenas habíamos superado la veintena, entre los micrófonos de Canal Sur Radio. El legado que deja es no solo su trayectoria brillante como locutor, siendo la voz de miles de casas trayendo la actualidad a cada cocina o salón, sino también su ejemplar lucha contra el cáncer.
Valentín fue contando en su blog día a día cómo luchaba contra una enfermedad que siempre es cruel. Y a través de sus pensamientos y de su #yomecuro, llevó esperanza a cientos de miles de personas no solo de Andalucía, sino de todo el mundo que habla castellano. Valentín fue, es y será la voz que se colaba en nuestras casas desde la radio de todos los andaluces. Porque él ya era andaluz, y a ver quién discute eso. La voz de la Esperanza que en la calle Pureza tiene el rostro moreno.
Por los consejos que diste a este grupo de periodistas, por tu cariño, por tu trabajo ejemplar y esos ojos vibrantes que transmitían fuerza y coraje, hoy ya te echamos de menos. Y Triana, seguro, con nosotros. Dejas, sin duda, un mundo mejor del que te encontraste. Descansa en paz en el atardecer sobre la Capillita del Carmen, el mejor de los cielos posible.