La Puerta de Triana fue construida en el siglo XVI, concretamente en 1588 ya se encontra situada en la parte de muralla que pasaba de un lado a otro de la calle Reyes Católicos, curiosamente fuera de Triana, cuando otros esperarían que estuviese en el Altozano. Esta puerta era muy conocida y valorada por su confluencia con la calle Santas Patronas, siendo considerada una de las más majestuosas que existían por su elegancia y altura. La historia de la puerta y porqué fue derribada en este reportaje que no te debes perder.
El estilo de esta puerta era dórico y aunque no está documentada su autoría, estudiosos y conocedores de la historia de Sevilla argumentan que sus trazas fueron obra del arquitecto Juan de Herrera.
Juan de Herrera (n. Roiz, Cantabria, en 1530 – f. Madrid en 1597) fue un arquitecto, matemático y geómetra español, considerado uno de los máximos exponentes de la arquitectura renacentista hispana. Su sobrio y severo estilo arquitectónico, llamado herreriano en su honor, fue representativo del reinado de Felipe II (r. 1556-1598) e influyó notablemente en la arquitectura española posterior, principalmente a lo largo del siglo XVII. Su obra arquitectónica más importante es el Monasterio de El Escorial, en el municipio madrileño de San Lorenzo de El Escorial, que Herrera acabó en 1584, tras reorganizar el proyecto original de Juan Bautista de Toledo. Como figura del Renacimiento, se interesó en diferentes ramas del saber y manifestó un espíritu aventurero y un afán de novedades. Su «Discurso sobre la figura cúbica» revela sus conocimientos de geometría y matemáticas y su participación en algunas de las campañas militares de Carlos I (en Alemania, Flandes e Italia) habla de su talante inquieto.
La puerta tenía cuatro columnas de preciosa hechura, soportaba el peso de una cornisa y elegante balcón con una puerta central y dos más pequeñas a los lados.
En la puerta había un letrero con una leyenda en la que se decía, entre otras cosas, que se levantó la misma siendo «poderosísimo y gloriosísimo Rey de España y de muchas provincias por partes del orbe, Felipe II».
Su derribo y posterior desaparición que nos lleva a no poder disfrutar hoy en día de la majestuosidad de esta puerta fue la construcción de la estación de ferrocarril Plaza de Armas, las obras del puente de Isabel II y las del Arenal, lo que practicamente dio lugar a ordenar su demolición. Un viaje de la reina Isabel II a Sevilla, fue el detonante que impulsó de forma definitiva la demolición de la puerta, en pleno auge del gobierno revolucionario en el año 1868.
Fuente: Apuntes para conoc er Sevilla de Jaime Passola Jáuregui, Ed. Jirones de azul.
Laura Liñán