La calle Santa Cecilia se convirtió en escenario de dos detenciones. Una tarde de expectación por la toma de parte del arrabal por la policía entre dos sucesos sin conexión.
El jueves 16 de julio Triana se llenaba de patrullas de Policía para detener a un hombre sospechoso de asesinato. Al parecer, el hombre habría acudido al domicilio del párroco de San Isidoro, tío de su ex pareja, y lo habría apuñalado a las puertas de su casa. El móvil del asesinato habría sido el consejo que dicho anciano había dado a su sobrina sobre su futuro con el supuesto asesino. Tras apuñalar al sacerdote, el presunto homicida realizó una llamada telefónica a la que fuese su ex pareja y sobrina del párroco amenazándola con la muerte. La mujer dio el aviso a la policía, quienes siguiendo el rastro de la matrícula del vehículo de este hombre, consiguieron detenerlo en Santa Cecilia, en el barrio de Triana, evitando así un segundo asesinato.
El hombre, que había pedido el alta voluntaria en el psiquiátrico donde estaba interno, llevaba un cuchillo de grandes dimensiones y pudieron encontrar otro arma en su coche, una pistola. Fue en esa misma calle donde detuvieron también al presunto ladrón que atracó esa misma tarde una joyería de Los Remedios. En este caso no hay que lamentar pérdidas humanas.
Así el jueves se convirtió en un día fatídico en el que los agentes de policía se convirtieron en héroes.
Saray Albenca