La Atrayana: Una delicada novedad junto a San Joaquín

El local en el que se instala La Atrayana ha estado semanas en obras para llegar a su actual imagen moderna y su fresca carta.

A veces hay que salirse de las arterias principales de un barrio para encontrar pequeños tesoros. Y se agradece también que haya gente dispuesta a traer conceptos modernos y propuestas diferentes a esas calles de barrio puro llenas de albero y naranjos. La Atrayana (Plaza Virgen de los Dolores, 6), frente a la Parroquia de San Joaquín, es un agradable rincón en el que disfrutar del sol y la buena comida entre risas.

Empezamos con un clásico: ensaladilla. Aquí la hacen de mojama y, aunque echamos de menos un poco más de mojama en el plato, cumple los cánones de lo que debe ser este fresco plato de verano. La de La Atrayana no tiene exceso de mayonesa y la patata no está deshecha, sino que conserva el cuerpo después de la cocción. Para seguir, otro plato fresquito y cuyo sinónimo es sin duda verano: la sardina. Aquí las sardinas tienen un estupendo tamaño y pintaza, no en vano vienen de la prolífica costa de Barbate y son ahumadas. Servidas sobre una tira de pan crujiente y con un poco de sorbete de tomate, está realmente exquisita.

Pero vamos al turrón. Tras dos platos ligeritos, nos lanzamos a la primera carne: presa. Pero no presa ibérica, sino de vaca cebona. Hecha a la brasa, jugosa y fina, la acompañan unas patatas asadas y un «chimichurri andaluz» que, sí, es esa salsita verde que usamos tanto para carnes como pescados en nuestra tierra. ¿Un poco de pescado para compensar? Apostamos por el tarantelo de atún rojo de almadraba, esta vez procedente de Conil. De buen grosor, y bien marcado a la brasa por fuera y con la piel tostada, pero con el corazón casi crudo para saborear aún el frescor del mar al metértelo en la boca.

 

Para servir de puente, pedimos unos huevos rotos. Plato sencillo pero delicioso. Con buenas lonchas de jamón del de verdad-dehesa de Huelva-, patatas de renombre de Sanlúcar y con el huevo frito con puntilla -que eso no le sale a cualquiera-, el toque sorprendente aquí lo ponme la salsa de trufa. Un acierto. Antes de lanzarnos al último plato, nos llaman la atención los «puerros sevillanos al carbón». Con la intriga de si serán una versión de los levantinos ‘calçots’, los esperamos en la mesa. El puerro cocinado al carbón está muy rico, aunque estemos acostumbrados a usarlo por lo general más para cremas y guisos. El puerro es el protagonista y viene con un romesco del que te hace rebañar.

Por último, y frenándonos para no pedirnos directamente la carta entera, nos decantamos por otro pescado: Borriquete de la Costa de la Luz a la brasa. Jugosísimo y de buen porte, aspecto de lubina y blanco brillante en su interior, este pescado se acompaña de unos finísimos espárragos a la plancha y una especie de patatas a lo pobre. Un buen cierre para la comida. Además, los fines de semana se mantiene abierto tras el servicio del almuerzo y en su agradable terraza puedes seguir con cafés y copas mientras el sol se va marchando tras los tejados de Triana. Añadir también el buen servicio y un detalle en la vajilla, con variedad de platos y mucho gusto al elegirlos. Un lugar al que volver.

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