Con la llegada del cuarto día las ganas de llegar a El Rocío entre los peregrinos eran patentes, por lo que la salida de la parada de Palacio fue temprana y pusieron rumbo a su destino cuando apenas había amanecido.
De nuevo el frío volvió a ser el protragonista de la mañana, que empezaba más temprano de lo habitual. La alcaldía de carreta aligeró el paso y a las 11:30 la Hermandad de Triana cruzaba el Ajolí.
Ahora era el momento de esperar el turno para presentarse a la Virgen del Rocío, Triana ocupa el sexto lugar, orden que se establece por la antigüedad de cada una de las hermandades. Comenzaban a vivirse momentos emocionantes en los que la Hermandad de Triana estaba acompañada por una multitud de caballos y peregrinos cantando al paso de la carreta.
Triana llegó a la aldea tras un largo y habitual parón en la puerta de la Hermandad de Gines, donde se colocaron las varas representativas de la Hermandad, la carreta de plata, el Simpecado de Triana, siempre acompañado de cientos de personas delante y detrás de la carreta, que no se querían perder la presentación a la Virgen del Rocío.
Una vez en la aldea, cuando los romeros llegaron a la casa de la Hermandad todo estaba precioso, los balcones rebosaban de geranios y la puerta estaba engalanada con palmas y colgaduras, esta era su forma de decir que ya estaba Triana en El Rocío en este bicentenario, una fiesta que los trianeros celebran con ilusión.
Ahora sí, ya está Triana en El Rocío, llegada que ha estado llena de momentos emotivos, sobre todo este año que se ha tratado de un camino duro por el frío y la lluvia.
Sonia Saco
