Llegan los meses estivales y la inmensa mayoría de los habitantes de Sevilla hacen las maletas en busca de esa playa, ese campo, esa montaña o, simplemente, ese reducto de paz y tranquilidad que ayude a combatir las altas temperaturas, y su marcha es aprovechada por los que mandan para renovar la castigada ciudad hispalense.
Una situación que lleva consigo que aquellos que se ven obligados a luchar contra el calor a golpe de aire acondicionado sin poder escapar de Sevilla tengan que convivir en verano con numerosas obras, que convierten la ciudad en una auténtica carrera de obstáculos.
En este sentido, en Triana llevamos semanas conviviendo con obras en Pagés del Corro, San Jacinto, Febo, la Parroquia de Santas Justa y Rufina y un largo etcétera, que hacen aún menos soportable la estancia estival en el arrabal. Obras que, no obstante, avanzan a buen ritmo y que servirán para mejorar nuestras calles.
Al igual que las bicicletas de la obra de Fernando Fernán Gómez, las obras también son para el verano, sólo queda resignarse y pensar que cuando la mayoría de los vecinos vuelvan al barrio podremos disfrutar de una Triana renovada… aunque ahora nos pese.
R.T.