Cada día pasamos por ellas, son parte de la columna vertebral de nuestro barrio y las venas de Sevilla. Conocemos sus rincones, recovecos, cuando giran o donde se cortan y nos llevan a nuestra casa, a nuestro bar preferido, o al comercio de confianza, pero ¿sabemos quiénes eran realmente los protagonistas que le dan nombre a las calles de nuestro barrio? En Triana al día vamos a ir presentándotelas una a una.
Atraviesa el arrabal para conectar Ronda de los Tejares con, prácticamente, el trianero puente de Isabel II que sirve como puerta a Sevilla. Por sus calles encontramos tiendas, bares, iglesias, bajadas mágicas a la orilla del Guadalquivir… Pero detrás de la calle Castilla hay una historia tan poco conocida como documentada, que no deja más que la cultura popular como referencia.
No es fácil encontrar apuntes históricos de la calle Castilla, del motivo para que durante años haya sido nombrada así. De hecho, los historiadores difieren sobre si siempre ha llevado ese nombre o se conoció también por Camino de Castilla, Ancha de Castilla e, incluso, Camino de Castilleja.
No obstante, la mayoría coincide en que hay que echar la mirada atrás para conocer su origen y rememorar la reconquista de la ciudad de Sevilla por parte de la tropas de Fernando III ‘El Santo’, el 22 de diciembre de 1248. En aquellos entonces, un ataque combinado por tierra y mar acabó con la conquista de la ciudad hispalense.
Tras el triunfo, el ejército castellano se asentó en el vecino campo de Tablada, desde donde tuvo que atacar y destruir el Castillo de Triana y el Puente de Barcas, que auxiliaban desde extramuros a la población sitiada. Un asedio que duró casi un año y que, tal y como refleja la historia, acabó con la rendición musulmana y, por ende, la caída de uno de los reinos taifas más importantes de la época y el último bastión de Al-Andalus en su parte más occidental.
La reconquista trajó consigo el renacer de Sevilla y, por supuesto, de Triana. El barrio comenzó a crecer, sobre todo hacia el norte, tierras que comenzaron a ser habitadas por aquellos soldados de Fernando III que, prendados por los nuevos territorios, no pudieron dejar atrás el barrio trianero. El lugar elegido para empezar una nueva vida fue la que ahora conocemos como calle Castilla, denominada así, precisamente, por estos nuevos inquilinos, la mayoría procedentes del reino de Castilla y que desde ese momento, aunque sin nombres propios, en el más absoluto anonimato, forman parte de Triana dando nombre a una de las columnas vertebrales del arrabal.
Un trocito del poderoso Reino de Castilla con un lugar privilegiado dentro de Triana, reflejo de lo que un día fue.
A.C./E.A.