Con apenas 14 años debutada con el equipo senior del Triana Fútbol Sala; en 2014 pasaba del filial trianero de Guille Pozo al primer equipo de Víctor Vizuete; y solo un año después recibía la llamada de El Pozo Murcia. Entre tanto, varias internacionalidades con España. Con 21 años, Alberto García, ‘Mini’, ha vivido un ascenso tan rápido como merecido en el fútbol sala. «Yo siempre digo que he tenido suerte», afirma con humildad cuando atiende nuestra llamada, pero lo que realmente tiene es un talento innato, que sumado a los valores de trabajo y constancia le han llevado a ser reconocido este año como Trianero del año en la Velá de Santiago y Santa Ana.
Lo primero, enhorabuena. Aún digiriendo el nombramiento, ¿no?
Muchas gracias. Pues sí, un poco. La verdad es que fue todo inesperado. Es una llamada que uno no espera y que te coge por sorpresa.
¿Cómo fue el momento en el que te dijeron que habías sido nombrado Trianero del año?
Fue todo un poco raro, yo no me lo creía. Estaba a las 9 de la mañana, desayunando, me acababa de levantar, cuando de pronto me suena el móvil y lo cojo. Del otro lado, una persona me dice: «Hola, soy del Ayuntamiento de Sevilla. Has sido nombrado Trianero del año». Así, sin más. Y me quedé callado, no me lo creía, no reaccioné. Entonces me dijo que si me había quedado sin palabras, y fue eso, totalmente, me quedé sin palabras. No sabía qué decir. Ya después me hice a la idea y muy contento, llamé a mi familia y todos estamos muy orgullosos.
¿Cómo describe un Trianero del año a Triana?
Es difícil de describir. Triana es mi casa, es su ambiente, su gente. Es el arte, la gracia. Triana es mucho y te das cuenta cuando sales fuera. Cuando te vas y visitas muchos otros sitios, como hago yo por el fútbol sala, es cuando realmente te das cuenta de lo que tienes cuando estás en Triana y de lo que pierdes cuando te vas. Es algo único.
¿Qué significa para ti este reconocimiento?
Significa mucho, porque he trabajado mucho para llegar donde estoy y es un orgullo que mi barrio me reconozca todo mi esfuerzo. Es un reconocimiento a todo el esfuerzo y el sacrificio que he hecho por el fútbol, porque salir de tu casa con 17 años para cumplir un sueño no es fácil.
Imagino que para tu entorno también será algo especial.
Claro, todos están muy orgullosos de mí. Muy contentos. Ahora mis amigos bromean conmigo y me preguntan constantemente: «¿Cómo está el trianero del año?». La guasa sevillana, es lo que tiene.
¿A quién recuerda uno en estos momentos de alegría?
Me acuerdo de mucha gente, de mi familia, de mis amigos, de todo la gente que me quiere y que me ha apoyado y ayudado. Sin ellos no habría llegado a estar donde estoy. De hecho, este reconocimiento se lo dedico a ellos, familiares y amigos, y muy especialmente a Cayetano Labrador y Víctor Vizuete, del Triana FS, que me dieron la oportunidad de jugar, y a Carlos Peña, de la Asociación de Vecinos de Santa Ana. También a Josan González, del Pozo Murcia. Todos ellos me han ayudado y apoyado, han tenido paciencia conmigo y les debo mucho.
Precisamente Cayetano fue el que te hizo debutar con el primer equipo en Triana, ¿no?
Sí, todavía lo recuerdo. Yo tenía solo 14 años y me llevaron a jugar con los senior. Imagínate, de jugar con niños de tu edad o juveniles, porque yo era cadete pero ya jugaba en juveniles, pues era todo muy distinto. Recuerdo cuando debuté, que salí desde el banquillo y el primer balón que toqué lo perdí y nos metieron gol. Miré al banquillo y ‘Tano’ no hizo más que animarme, me apoyó en ese momento y siguió apostando por mí. Esos gestos son muy importantes.
Eso fue hace 7 años, y has pasado de eso a jugar en la élite del fútbol sala español. ¿Cómo has vivido ese proceso?
No ha sido fácil. Yo siempre digo que he tenido suerte, porque entonces era difícil que salieran jugadores de Triana. También he contado siempre con el apoyo del Triana FS, que incluso hicieron un equipo solo para que jugara yo con una categoría superior. Se han portado siempre muy bien conmigo, se lo debo todo a este club.
Nosotros incluso informamos aquí de esa pretemporada en la que subiste al primer equipo del Triana FS.
Fue un año especial. También subieron Ivi y Varela, que jugaban más que yo. Apostaron por mí y luego todo pasó muy rápido.
¿Cómo fue la llamada de El Pozo Murcia?
Pues fue todo muy inesperado. Estaba en la playa, con mi familia, ese año El Pozo se había llevado a Ivi a Varela, pero yo no pensaba ni siquiera en eso, yo solo pensaba en jugar en el Triana FS, ganarme un sitio y coger minutos. Tenía solo 17 años. Y entonces recuerdo que estaba jugando al pimpón con mi hermano cuando me llamaron y me dijeron que tenía que hacer las maletas, que me había llamado El Pozo y que me tenía que ir para Murcia.
Fue todo muy rápido…
Rapidísimo. No tuve tiempo de hacerme a la idea, no estaba preparado psicológicamente. Pero mi familia me animó y me apoyó. Mi padre me dijo: «Ve y prueba. Inténtalo. Si no te gusta, pues te vuelves. No estás obligado a nada». Y aquí sigo.
¿Cómo fueron los inicios en El Pozo?
Fue todo muy bien, me han tratado siempre muy bien, como en casa. En cuando llegué y vi el ritmo de entrenamiento, de trabajo, el ambiente… Si tú has mamado el fútbol sala y es lo que te gusta, verte en El Pozo es cumplir un sueño.
En Triana hay mucha cultura de fútbol sala. ¿Qué les dirías a lo niños que ahora pueden ver en ti un espejo?
Les diría que con trabajo y constancia todo llega, que no dejen de luchar por sus sueños porque, si se esfuerzan, se cumplen. Pero también les diría que no dejen de estudiar, porque del fútbol sala no se puede vivir toda la vida y siempre hay que tener algo más. Sobre todo, que no dejen de perseguir sus sueños.
Internacional con las categorías inferiores de España, en el primer equipo de El Pozo tras ganar varios títulos en el filial, Trianero del año… Y ahora, ¿qué?
Pues ahora viene lo más díficil, porque llegar es lo sencillo, lo complicado está en mantenerse. Mis objetivos pasan por hacerme un sitio en el primer equipo, tener minutos, ser importante y ganarme la confianza. Este año han hecho fichajes y será difícil, pero voy a seguir luchando.
Emilio Antolín