Pedro Jordano es biólogo en la Estación Biológica de Doñana, centro del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y cordobés afincado en Sevilla desde hace 39 años: “desde que llegué a Sevilla por trabajo hace casi 40 años vivo en Triana, nunca me he movido de aquí”. Él es uno de los Trianeros Adoptivos de este 2019, algo que le ha llegado muy dentro por ser un reconocimiento del que considera su barrio: Triana.
¿En qué consiste tú día a día como investigador del CSIC en la Estación Biológica de Doñana?
Mi investigación se centra principalmente en la ecología y biodiversidad, pero mi trayectoria también está muy ligada a la docencia. Doy clase en la Estación Biológica de Doñana, que es uno de los centros de investigación que tiene el CSIC en Sevilla, pero también en la Universidad Pablo de Olavide y dirijo un programa de doctorado de la Universidad de Sevilla.
Soy biólogo e investigador científico, pero también docente, una labor que me llena porque desde esa posición podemos transmitir las virtudes de esta disciplina a futuros investigadores.
¿Qué siente alguien como Pedro Jordano que aporta tanto a la sociedad en la que vive a través de su profesión?
Para mi la investigación es una forma de devolver a la sociedad un poco de todo lo que la sociedad nos ofrece, sobre todo aquellos que trabajamos para la administración pública. Y, en mi opinión, la mejor forma de hacerlo es formando a jóvenes científicos transmitiendo nuestra forma de trabajar en ciencia, algo que es muy costoso en tiempo y dedicación.
El último año ha estado marcado por los reconocimientos ¿cómo fue enterarse de que eras Premio Nacional de Investigación de 2018?
El día que me enteré me pilló totalmente por sorpresa, estaba trabajando en Doñana, haciendo trabajo de campo. De repente, me sonó el teléfono y era una llamada del ministerio, me llamó el ministro Pedro Duque personalmente para comunicármelo y le dije “me has pillado con las manos en la masa”.
Para mi fue una gran satisfacción profesional recibir el Premio Nacional de Investigación, ya que con este tipo de reconocimientos se da pie que hagamos más visible a la ciencia. En España hay grupos muy valiosos con una visibilidad internacional fantástica y que la sociedad en general no conoce.
De lo profesional a lo personal: ¿Qué ha supuesto para ti este reconocimiento como trianero adoptivo?
Ha sido un reconocimiento muy emocionante para mí porque no es profesional, es mucho más personal y llega mucho más adentro. Este premio tiene mucho más encanto, no es la sociedad quien reconoce tu labor sino tus propios vecinos. Ahora tengo una gran labor para devolver a Triana este honor que me ha concedido.
¿Qué significa Triana para ti y qué te une al barrio?
Llevo 39 años viviendo en Triana, hemos vivido la evolución del barrio y yo soy adoptivo pero mi segundo hijo ¡es trianero! Él ya nació aquí y el primero vino muy pequeñito, para ellos este es su barrio desde que tienen memoria y yo disfruto de Triana a diario, que es muy especial con un encanto y una personalidad únicos.
¿De quién te acuerdas en este momento especial?
Pienso en mi familia y seres queridos, todos se han alegrado mucho de que el barrio me haga este reconocimiento. También de un tío mío, ya fallecido, que aunque también era cordobés vivió siempre aquí y estaría muy contento. También me acuerdo mucho de mis vecinos, de las distintas zonas del barrio donde hemos vivido y de las que siempre tengo un cariño especial.
Para terminar, una palabra que signifique para ti Triana
Triana es la luz, el aire, el ambiente, la historia, … Es difícil compilar todo eso en una palabra y la mejor palabra para compilarlo es: Triana. La gente que viene de fuera solo por temporadas también se acaba sintiendo de aquí y cuando se van ya son trianeros, eso también es Triana.
El talante de su gente y sus tradiciones y ¿sabes por qué apreciamos tanto Triana? Porque todos nos sentimos participes del barrio y lo queremos, hay mucho talento en Triana y no solo en la tradición.
Gloria Martínez
