Pilar Molinos, además de ser la última pintora que nos ha dejado disfrutar de su obra en la Casa de las Columnas es una mujer vitalista, positiva, amante de su trabajo, risueña, muy observadora y con inmensas ganas de seguir aprendiendo a pesar de su gran experiencia. Esta extremeña, que estudió Historia del Arte en la Universidad de Sevilla, confiesa estar asombrada por «el aire de la gente de Triana», y ha dedicado unos minutos a Triana al día en los que la hemos conocido mejor y nos ha contado la peculiar relación que tiene con la niebla.
Nuestra protagonista tiene una estrecha relación con Sevilla. Estudió primero Información y Turismo, y tras esto se marchó al extranjero. Pero después de pasar por ciudades como Ginebra, Dublín y parte de Francia, decidió volver a Sevilla, donde comenzó la carrera de Bellas Artes. Cuenta que en sus años de estudios de arte en pintó en muchísimas ocasiones la calle Betis y que la luz de esta zona de nuestro barrio le encanta. Aquí os dejamos la entrevista:
¿Por qué elegiste Triana para exponer?
Siempre he tenido mucha relación con José Lucas Cháves, quien escribe el díptico de la exposición, y con María del Mar Sánchez Estrella del Ayuntamiento, y estuvimos viendo dónde exponer. Finalmente elegí la Casa de las Columnas, porque además de tener una historia increíble, era donde se ubicaba la cofradía de los mareantes que iban a las Américas en el siglo XVI. Es increíble la vida que tiene esa casa, siempre hay gente, talleres, actividades… No he podido exponer en mejor sitio.
¿Por qué eligió ese nombre para la muestra?
Hace un tiempo expuse en Mérida, y al cruzar el río Guadiana por la mañana temprano la niebla no me dejo ver nada y eso me inspiró. Poco tiempo después, leyendo en la enciclopedia sobre Brunelleschi, releí que a este pintor le apasionaba la luz que penetraba entre la penumbra, una luz muy clara, la luz de la razón que yo veo muy,similar a la de la niebla, a la que he llamado ‘Dulce luz difusa’. Y de ahí sale.
La niebla para mí siempre ha estado presente, en el día en que inauguré en Sevilla, el viaje desde Fregenal hasta Sevilla, todo el tiempo me acompañó la niebla. La niebla me ha atrapado, yo la sigo a ella y ella a mí.
¿Qué intenta transmitir con cada una de las obras de esta muestra?
La parte que está en el piso de arriba, las transparencias evocan a la niebla y la sensación a la que nos lleva la luz en penumbra. Donde se mezclan los colores, luego los blancos sobre blanco… algo muy difícil de trabajar pero que a mí me apasiona.
Vemos que utiliza mucho la técnica collage ¿Es la que más le gusta?
Pintar es cada vez más difícil y a mí me gusta el azar y la improvisación. Las incisiones duras con el cutex en vez de con el lápiz. Tras cada corte limpio, no me da lugar a equivocarme y eso me gusta. El óleo para mí está totalmente obsoleto desde hace muchos años. Desde que conocí el temple de cola, ví que era lo mío. Por la frescura, el soporte, las tela… En Sevilla se compran la mejores telas que he visto y yo me hago mis propias pinturas. Estoy investigando mucho sobre el collage.
¿En qué momento de su día a día pinta?
Los pintores pintamos las 24 horas del día, ya sea en papel o no. Todo se me va quedando en la cabeza hasta el silencio, desde el principio hasta el final del día. Y luego todo ello lo plasmamos. La gente, las calles, los comentarios, los niños… siempre suelo acompañar las obras con diálogos que monto de cosas que escucho por la calle.
¿Qué le inspira?
Yo trabajo con el subconciente, tenemos que darle rienda suelta y alejarnos de los prejuicios. Lo importante es abstraerse y encontrar cada uno su libertad en el mundo espiritual que todos tenemos. Por ejemplo, salir al campo, a la naturaleza y escuchar el silencio.
¿Qué es lo que más le gusta de Triana?
El aire y la gente. El aire está en la gente. La forma de ser de los de Triana.
Aquí tienes nuestras fotos de la galería que expuso en la Casa de las Columnas.
Laura Liñán