Amanece en Triana, ya todo está preparado; la larga espera ha merecido la pena. Por fin ha llegado el día marcado desde hace meses en rojo en el calendario. Se nota en el ambiente que es una peregrinación especial, que es el camino del 200 aniversario de la Hermandad.
Tras la misa de las 07:30, una mañana gris y encapotada ha recibido al Simpecado a las 08:30, pero no ha sido impedimento para que todo el barrio se eche a la calle para despedirlo, para decir adiós hasta que dentro de una semana vuelva de tierras onubenses tras ver a la Virgen del Rocío.
Pronto, la petaladas de flores de Triana han dado paso a las que han recibido a la Hermandad en Castilleja. Ya en Bormujos, el agua de las nubes que desde su salida habían acompañado a las carretas ha caído sobre los miles de peregrinos, dejando por estampa una tarde de capotes, y a la carreta de planta con plásticos por encima que sin perder tiempo los más puristas han colocado.
Con la llegada de las ocho de la tarde se rezó el Rosario, mostrándose la Junta de Hermandad muy animada y emocionada junto al Simpecado, sin parar de cantar y rezar a la ‘chiquitita’. En especial el Hermano Mayor, un Ángel Rivas al que la ilusión le brillaba en los ojos.
Así, junto a la multitud de personas que no han querido dejar solo al Simpecado ni un minuto se llegó por fin, sobre las nueve y media de la noche, a la ‘pará’ de Torrequema. Punto final de un día y arranque de una noche, primera del camino, que nada ha conseguido empañar.
Sonia Saco