«Hace unos años, en el 2008, la barriada del Tardón decidió retomar la tradición de montar un belén viviente. Yo había sido el niño Jesús del primero, así que me propusieron que en esta ocasión interpretase a la virgen María. Por supuesto acepté, era todo un orgullo. Y fué aquel año cuando conocí a Pedro, el rey negro del belén».
«Recuerdo como el pobre, cansado de trabajar, venía, se ponía su túnica de rey y sacaba su mejor sonrisa para interpretar a unos de los personajes más emblemáticos de la navidad. Aunque entre pase y pase el sueño le ganase, y se quedase dormido en la silla que le ponían para descansar.
¿Quién iba a imaginarse por aquel entonces que “Peter” , como muchos le seguían llamando, sería hoy una especie de héroe? Desde aquella ocasión, Pedro, que se queda muy bien con las caras, no ha parado de saludarme ni un día. “¡Hola guapa! ¿cómo estás!” me pregunta siempre que me lo cruzo cuando va para el trabajo, a ese semáforo que ya lo ha hecho famoso.
Todo el barrio lo conoce, pero no ha tenido nada que ver con los últimos acontecimientos, esto viene de largo. Porque Pedro es la persona que te alegra el día cuando te paras en el semáforo y ofreciéndote la característica ristra de pañuelos, te da la mano y te pregunta como estás. La persona que no pierde nunca la sonrisa, hasta el punto de llegar a pensar que promocionaba una marca de dentífrico. Y esas carcajadas tan contagiosas que no puedes evitar seguir escuchando incluso hasta cuando te has marchado.
Es la persona que ayuda en la parroquia y el que echa una mano a las personas mayores con las bolsas de la compra. Todo esto es lo que yo conocía de Pedro hasta ahora.Y de repente, el otro día me levanto con la noticia de que un hombre ha devuelto una cartera llena de dinero y de cheques. ¡Cual fué mi sorpresa al abrir el enlace y encontrarme la cara de este hombre! “¡Mira quién es! ¡Si es Pedro!” Comienzo a leer su historia completa, y no solo lo ocurrido con la cartera, y me sorprende saber tan poco sobre él.
Una pena que no nos interesemos por las personas hasta que son objeto de noticia. Pero si para el resto del mundo se ha convertido en un héroe por el acto altruista de la cartera, para mí lo es por todo lo que hace día a día, por su colaboración con el barrio y por ese carácter suyo tan humano que a todos nos hace sacar una sonrisa cada vez que pasamos por el semáforo de Juan Díaz de Solís.
Gracias Pedro».
Saray Albenca