Regresa el Triana al Charco de la Pava (domingo, 11:15 horas), su campo maldito, su asignatura pendiente esta temporada pues aún no ha ganado en casa, para recibir a un Nervión que le aventaja en tres puntos y que espera sacar provecho de las deficiencias locales del conjunto rojinegro en su feudo, donde siempre impera esa ansiedad manifiesta que evidencia el conjunto de Juanma Prado cada 15 días.
Más allá de ese estado de nerviosismo que sufre el equipo en casa, el principal hándicap con el que tendrá que luchar el equipo esta semana serán las bajas. El técnico trianero debe lamentar hasta cinco ausencias importantes en forma de lesión, una malísima noticia después de haber recuperado a muchos futbolistas la semana pasada en La Rinconada, donde la imagen del cuadro trianero fue inmejorable.
Esta semana, por contra, Juanma Prado pierde a Campos (aún se desconoce el alcance de la lesión pero todo apunta a que se trata de un contratiempo importante en su rodilla), Álvaro Vázquez por tendinitis, Jairo por un esguince de tobillo y el recién reaparecido Alberto por una luxación en el hombro. Igualmente, Dani Monzalbete sigue estando de baja por lesión.
La mejor noticia para Juanma Prado es que esta jornada ya podrá contar con Borja tras cumplir su correspondiente partido de sanción. Así las cosas, el presumible once será el compuesto por los siguientes hombres: José, Rafa, Víctor, Remesal, Alfonso; Toni, Juanjo; Borja, Viola, Luis Prado y Álvaro Jiménez.
Por lo demás, la semana ha transcurrido con normalidad en el Charco. Aparte de las lesiones, los trianeros se han visto limitados en los entrenamientos pues han tenido que trabajar con pocos efectivos, aunque no ha faltado la intensidad de siempre a la hora de preparar un encuentro que se presume complicado ante un equipo goleador como es el Nervión.
Sin Pitu y Pérez, por lesión; Recio, por decisión técnica; y Pablo de la Torre, convocado con el juvenil, el equipo dirigido por Antonio Rueda buscará dar continuidad al contundente triunfo cosechado en la última jornada frente a Los Palacios, que calmaba un poco las aguas revueltas que bajaban por el Antonio Puerta.
J.M.C.