La mañana estaba clara y una suave brisa ponía el refresco para la multitud que aguardaba a que el simpecado de la Hermandad de Triana fuera entronizado en la carreta de plata. Triana partía hacia El Rocío arropada por el bullicio y por un mar de cintas verdes como legión de custodia.
La parroquia de Santa Ana despedía con los aún poco intensos rayos de sol a la carreta de plata que ha de ponerse a los pies de la Blanca Paloma el próximo sábado en la presentación ante la ermita. La corporación ha iniciado la romería desde la Catedral de Triana para festejar los 750 años del templo, que estamos celebrando este 2017.
Los caballistas abrían el cortejo vara en mano para abrir paso a los bueyes, inmersos en un mar de trianeros que durante los próximos días surcarán las arenas para alcanzar la marisma fértil de la aldea. Irán junto a la carreta en este caminar hasta 4.000 romeros, que tienen ahora por delante un itinerario de polvo y agua para llegar hasta la aldea almonteña.
Tras salir de Santa Ana entre sevillanas rocieras y cánticos de júbilo, la carreta avanzaba por Pureza para presentarse ante el hogar de la Esperanza. Esa Esperanza que acompañará al simpecado durante el camino en forma de dos cirios del palio que van desde esta mañana en la carreta como guardianes de luz de la insignia. Sobre la plata, naranjas y flores ponían el olor campestre a la mañana trianera.
Una vez superado el Altozano, el camino continuaba por Castilla, la calle larga del arrabal, para ir por el camino recibiendo el cariño de las dos corporaciones del Viernes Santo: La O y El Cachorro. Solo minutos antes, ante la Basílica del Patrocinio, la Hermandad de la Macarena había hecho lo propio rezando la Salve junto a la Hermandad del Cachorro antes de abandonar suelo urbano por Chapina, abriéndole camino a la Hermandad de Triana.
Una vez superada la ciudad, a la hermandad trianera se le han unido 32 carretas, 150 carriolas y 120 coches de caballo para completar un cortejo romero de grandes dimensiones. Por delante, solo el camino, el sol y la búsqueda de la espadaña blanca de la ermita. Esa que Triana lleva buscando más de dos siglos entre cintas verdes.
R.T.