Un ciclista de Glovo, una familia que disfruta de un velador, un pequeño que corre y un accidente que no es el primero ni, lamentablemente, será el último.
Todo ocurrió la noche del 12 de mayo, cuando, tal y como relata el padre del menor afectado, sus pequeños comenzaron a corretear alrededor de una mesa en la que se encontraba su abuela. Una mesa que pisaba el carril bici, como sucede con la mayoría.
En ese momento, un “ryder” de Glovo pasó por la zona y arrolló al pequeño, lanzándolo a tres metros según el parte de la Policía y provocándole una fractura de fémur y tres puntos de sutura en la cabeza.
El susto fue tremendo, aunque el pequeño ya se recupera en casa, y reabre un debate que debe estar sobre la mesa en el distrito de Triana: ¿es posible que convivan veladores, ciclistas, patinetes y peatones en una calle tan concurrida como San Jacinto?
Por supuesto, los ciclistas (o patinadores) tienen derecho a pasear con su bicicleta, los peatones a deambular despreocupadamente por la zona y los hosteleros a intentar hacer caja poniendo más y más mesas, pero la convivencia de los tres resulta complicada y, en ocasiones, peligrosa.
Hace años se puso un parche al problema con una señal que obliga a los ciclistas a bajarse de la bicicleta (o patinete, lo que usen) si la calle está muy llena, pero rara vez eso se cumple. Empezó con limitación horaria, pero se cambió (a peor) dejando a juicio del ciclista lo que se considera “aglomeración”.
Así las cosas, ¿cuál es la solución? Es la pregunta que debe hacerse un Ayuntamiento de Sevilla que ya en otras calles concurridas ha apostado por limitaciones horarias, por prohibición de uso de bicicletas o patinetes o por una delimitación mayor de las zonas que deben ocupar veladores, peatones y ciclistas.
¿No merecemos disfrutar todos de la zona peatonal de San Jacinto sin peligro?