Por su cara no han pasado los años. Rebosa ilusión, alegría y entrega, las mismas que viste el niño que se asoma a sus ojos, y que hace ya mucho descubrió en la calle Castilla lo que no encontró en otros sitios. Su nombre es Antonio Palma Delgado, es el Hermano Mayor de la hermandad de La O y esta es la entrevista que le ha realizado Triana al día.
Por una estrecha ventana la voz ronca del Guadalquivir besaba una orilla y pregonaba la noche. De lejos la melancolía de una corneta rompía el murmullo, y entre cuatro cortas paredes, fiel reflejo de la humildad que hace grande a esa hermandad, un hombre con una sonrisa por bandera se dispone a abrir su corazón.
¿Quién es Antonio Palma Delgado, cuál es su historia?
Yo nací en Triana, en la calle Pagés del Corro, frente a la calle Antillano Campo. Nací en una casa, como era costumbre antiguamente. Y aunque ahora por cuestiones laborales estoy viviendo en el Aljarafe, trianero por los cuatro costados.
Desde pequeño me integré aquí en la hermandad, a través de mis amigos, y aprendí a quererla, gracias en buena parte al antiguo Hermano Mayor Ramón Martín Cartaya.
¿Cuántos años lleva como Hermano Mayor?
Llevo seis años. Estuve cinco como Teniente de Hermano Mayor, y del año 91 al 95 estuve de Secretario.
¿Qué es lo mejor y lo peor que le encuentra al puesto de Hermano Mayor?
Pues mira, yo nunca me imaginé que acabaría siendo Hermano Mayor. A mi siempre me ha gustado la discreción, pero ver cómo tu hermandad te arropa, te habla, te mira y busca te apoyo es algo muy grande, y más si eres alguien a quien le encanta ayudar a tu hermandad en todo lo que puede. Lo peor nada, no veo nada malo en mi cargo, si no no estaría aquí.
¿Le es complicado compaginar su vida privada con su puesto en la hermandad?
Afortunadamente no. Ahora mismo vivo para mi trabajo y mi hermandad. Tengo una persona a mi lado, mi mujer, que me acompaña a todo y que disfruta mucho con la hermandad, lo cual es una suerte.
¿Cuál es la decisión más dura que le ha tocado adoptar como Hermano Mayor?
La de tener que cambiar a un buen amigo mío de puesto dentro de la junta de gobierno y él no aceptarlo.
Desde fuera la hermandad de la O transmite mucha fortaleza y mucha cohesión. ¿Es así por dentro?
Totalmente. La hermandad de la O es muy particular y diferente. En Triana hay hermandades muy grandes y con mucho tirón. En la O siempre rondamos los 2.500 hermanos, poquitos pero muy entregados. Me siento orgulloso de todos ellos.
¿Cómo es la relación de la hermandad de La O con el resto de hermandades del día y de Triana?
Magnífica. Tenemos dos grupos formados, con las hermandades del día y con las de Triana, en los que estamos todos muy arropados y unidos.
Además de los actos cuaresmales, los cultos y la estación de penitencia, ¿qué otras actividades realizáis para hacer hermandad y atraer a los feligreses a la parroquia?
Principalmente los que realizamos para la Fundación Esperanza y Vida. Hacemos muchos actos (comidas, tómbolas…) para intentar recaudar algo de dinero, ya que siendo una hermandad pequeña nos resulta más complicado conseguirlo por otras vías.
Por otro lado está la formación. Nuestro Diputado de Formación siempre está intentando organizar conferencias, e incluso se coordina con otras hermandades de Triana para impartirlas. Lo cierto es que no paramos.
¿Qué es lo que más le enorgullece de su hermandad?
Sus hermanos. Desde el principio. Cuando llegué y vi la unión que había entre ellos, y entre el antiguo Hermano Mayor y la juventud, quedé impresionado, y hasta hoy en día es algo que he intentado mantener.
Este año habéis hecho un cambio importante en el recorrido de vuelta. ¿Cómo ha sido aceptado en el seno de la hermandad?
El cambio era algo que llevábamos años planteándonos. El verano pasado ya nos pusimos en serio, formamos una comisión e hicimos un estudio profundo de las posibles alternativas. El principal problemas era cómo hacerlo sin afectar al resto de las hermandades del Viernes Santo, porque lo último que querríamos es molestar.
La alternativa de volver por el Arenal podía ocasionar molestias a hermandades como Montserrat o el Cachorro, y por eso se ha retrasado tanto el planteamiento. Pero es cierto que lo necesitábamos, porque la vuelta por la Puerta de Jerez y el puente de San Telmo era desoladora.
Tras finalizar el nuevo itinerario se lo presentamos al resto de los hermanos mayores del Viernes Santo y quedaron alucinados. Luego lo aprobamos en la junta de gobierno, y cuando se lo enseñamos a los hermanos quedaron encantados. La prueba más fehaciente es que el último ensayo del palio lo hemos hecho por el recorrido que seguiremos de vuelta, y el Arenal estaba como un Viernes Santo.
¿Hay alguna otra razón que haya motivado ese cambio de itinerario?
No, solo esas dos. Quitarnos de una vuelta tan solitaria por el puente de San Telmo y alargarnos un poco para dar tiempo al Cachorro de que pase por toda la calle Adriano. Si todo marcha bien, cuando nuestra cruz de guía esté encarando Adriano por Toneleros, el palio del Cachorro debe estar ya entrando en Reyes Católicos. Tenemos una hora de margen con ellos.
El próximo Viernes Santo, si la meteorología lo permite, pasaréis de saludar a una hermandad (la Esperanza de Triana) a saludar a tres (Las Aguas, La Carretería y El Baratillo). ¿Qué os parece?
Pues nos hace mucha ilusión. Estos años atrás nuestros dos puntos más fuertes del recorrido eran la calle Miguel de Mañara y la Esperanza de Triana, y ahora los cambiamos por tres puntos preciosos.
Las tres hermandades están encantadas de recibirnos. De hecho, cuando aprobamos el cambio, a la primera que se lo avisé fue a La Carretería, y les dije que entendería que no nos reciban porque supongo que estarán cansados de su estación de penitencia. Su respuesta fue que en absoluto, que nos recibirán con todos los honores.
Todo el mundo ha quedado muy contento con el cambio. Ya solo falta que el tiempo nos permita disfrutarlo.
Carlos Jordán