Sevillanas, el himno del centenario del Betis y, por supuesto, el pregón. La sonrisa de Rafa Serna se ha apagado este 26 de febrero de 2019. Con él, se marcha su alegría de sentirse sevillano y de amar esta tierra por encima de todo. En homenaje a su marcha, recordamos los pasajes que en el Pregón de la Semana Santa de 2016 le dedicó a las cofradías que recorren nuestro distrito, además de un azulejo que siempre será eterno en Triana.
La Estrella
«Y luego si quieres,
mi niño del alma,
te llevo hasta el puente,
te paso a Triana.
Atento a la voz
que manda a Vizcaya
alegría pa’mis penas
y las penas se acaban.
Al verlo rezando
sin manos atadas,
buscando en el cielo
a Estrella más bella
que nunca se apaga.
Piropo sentío,
el puente y el río
meciendo tu cara,
Estrella, valiente,
lucero encendío
que brilla en Triana.»
San Gonzalo
«Barrio dentro del barrio
desde el Tardón hasta el puente
fluye blanca una corriente,
San Gonzalo es un rosario
de este barrio penitente.
Que los tambores redoblen
y las cornetas despierten,
nació el compás para andar,
pasar el lunes sin verte
no se puede perdonar.
Alivio para los enfermos,
la pureza entre varales,
la Virgen de la Salud
va sobre blancos costales
llenando siempre de luz
el barrio de donde sale.»
Esperanza de Triana y Santa Ana
«Y se pasa del silecio al alboroto,
de la pena y el dolor a la alegría,
del oscuro al color, la noche ha roto
el enigma pararelo en esta vida,
de una calle a la siguiente, son dos muncos
y aunque sigue penitente el sentimiento,
la Sevilla que yo quiero así lo entiende
y lo cambia cuando quiere en un segundo.
La Sevilla de los patios de vecinos
de la pila donde lavan los recuerdos
trapos sucios que se tiran al olvido
y lo limpio que se encala sabe a nuevo
y en el patio de vecinos, que se abrazan
nazarenos sentenciados y van muertos,
una angustia que termina en esperanza
en la eterno madrugada de los tiempos.
Tres veces ha de caerse,
¿tanto pesan nuestras almas?
En Pureza cae tres veces
y otras tres en La Campana.
Y así hasta que amanece,
se va cayendo tres veces
hasta que vuelve a Triana.
Y de todas esas veces
los costaleros lo levantan,
al verlo andar parece
que viene toda Triana
y el barrio entero lo mece.
Tres caídas que se clavan
en su corazón tres veces.
Jugaban dos alfareras
mojándose los vestíos,
riendo porque la luna
se había caído al río.
Remangándose las enaguas
para andar por el camino
de planta que había en el agua.
Fue así como creó Santa Ana
azulejos de curdecillas
para traer a Sevilla
la Esperanza de Triana.
Y aquella luna de río,
y aquel camino de plata,
se quedaron para siempre
haciendo un puente de barcas.
Nacieron las orillas
juncos de verdes aguas
que luego fueron varales
que se cubrieron de plata
a golpes de martinetes
con soniquetes de fragua.
Y de la bruma del río
se crearon los encajes
por si acaso cuando sale
la madrugada es de frío.
De balcones y ventanas
cogieron todas las flores
y dejaron a Triana
solo con dos colores,
el moreno de tu cara
y el verde esperanza de amores.
De ti nació la pureza,
la hermosura trianera,
lo dice un macareno que reza
con tu salve marinera.»
El Cachorro
«Con locura van mis versos a un calle
que es castiza de los viejos arrabales,
a la Cava de los Gitanos y Civiles
al Zurraque más allá de los Tejares.
Y se acerca mi palabra a tus dominios,
con la rima de alfareros ancestrales,
a los ojos donde el llanto patrocinio
no hay manera de que nunca se derrame.
Y me entrego lentamente a tu agonía,
mientras miras horizontes celestiales,
dando el pecho, tu mirada desafía
a la muerte que te acecha en los umbrales.
¿Cómo retas a la vida siendo humano?
¿Cómo luchas si las fuerzas se te acaban?
¿Cuánto dura ese suspiro entre tus labios?
Con la oscura palidez que hay en tu cara,
¿cómo aguantas hasta el puente sin morirte?
¿Cómo puedes ni llegar a la Campana?
Expirando por Sevilla antes de irte,
sin rendirte, mi Cachorro de Triana.»
La O
«¡Oh, señora! Fruto de Joaquín y Ana,
que sin ser la primera de la lista
del rosario de Hermandades de Triana,
sí que fuiste pionera en ese día
que cruzaste a Sevilla sobre barcas
y llenaste ese puente de alegría
del sagrario que nacía en tus entrañas,
y llevaste con amor a la otra orilla
la divina expectación de tu mirada.
Esperanza de La O que por Castilla
vas detrás del Nazareno de Triana,
y te llevan como siempre los Ariza
bajo el cielo de la noche sevillana.»
M.P.M./E.A.