Carta abierta a los Reyes Magos de Oriente

Queridos Reyes Magos, bienvenidos a España de nuevo, un año más, cómo hemos cambiado, ¿eh?

Este año la verdad es que no sé ni por dónde empezar, así que ante la duda y para no convertir esto en una carta interminable -porque vaya cómo está el patio- voy a tirar para lo de siempre, para el barrio, que falta le hace un ‘empujoncito’. Tiraré para esa Triana que entre los que usan la diestra para coger las tijeras y los que cada vez mueven menos la siniestra -a no ser que sea para comer marisco- está, digámoslo suavemente, ‘una mijita descuidada’.

Quería pediros para este día tan especial que me devolváis el barrio que conocía, en el que nací. Pero sé que es imposible porque se ve que alguno se me adelantó hace años y pidió que respirar el aire trianero se convirtiera en un lujo, y bien caro… También pensaba pediros que el sol no se convirtiera en un bien escaso en nuestra orilla, que desde la Cartuja no se nublara Triana, pero teniendo en cuenta que ya vamos por la planta no sé qué cuánto, sé que ‘es pa’ná’. Incluso, fíjense hasta dónde llega mi locura sus señorías, se me pasó por la cabeza escribir en mi carta una petición para que las calles de nuestro barrio tuvieran algo más que bares y bares y más bares, pero después que se diera vía libre al botellín y el cartucho en San Jacinto también he comprendido que las cartas que se escriben con plumas de oro llegan antes que las del ‘boli Bic’ de toda la vida.

Por eso mismo, este año he decidido que mi carta va a ser humilde. Para empezar sólo voy a pedir que se terminé lo que se empezó. Pido que el ‘pulmón de Sevilla’, el Parque Vega de Triana, tenga al menos un banco y un árbol bajo el que sentarse; y ya de camino me gustaría que le dieran un ‘lavadito de cara’ al Charco de la Pava para que a mis niños se les dejen de pinchar los balones. Pido también que nuestro subsuelo se convierta por fin en un lugar donde dejar los coches, que los trianeros podamos volver a apuntarnos a natación en Mar del Plata y, por supuesto, que el Museo de la Cerámica se abra, aunque soy consciente de que dijeron que sería en julio… Pero no de qué año.

También, como me he portado muy bien y con la subida de la gasolina el carbón ya no está como para malgastarlo, he pensado pediros un par de ‘detallitos’ que creo que no le vendrán nada mal a nuestros vecinos. Y es que me gustaría que en 2014 me regalarais una Velá de Santa Ana en la que los colores políticos no sean los protagonistas, una calles libres de baches y, sobre todo, de gorrillas -también pueden llevarse ustedes a Oriente la doble fila-, una calle Castilla que no parezca abandonada a su suerte y un Mercado de Triana que no se quede en un ‘quisimos y no pudimos’. 

Por supuesto, y antes de despedirme, quería pediros salud, alegría, amor y dinero -aunque sé que esto último está complicado- para todos mis vecinos, o que al menos empiecen ver la luz al final del túnel en el que estamos metidos y para lo cual, aunque sea más fácil mirar hacia otro lado, necesitan la ayuda de los que calientan en las sillas de mando.

Quizás consideren que pido demasiado, pero me dejo tantas cosas atrás que esta carta me parece corta…

PD: Muchas gracias por traerme las podas de árboles que pedí el año pasado, ahora ya sólo la Torre Pelli evita que levante la cabeza en el barrio y vea el cielo.

Anónimo

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