Ya te hemos enseñado los postres que se pueden tomar en Triana, dónde puedes comer y aprender a hacer sushi, la cola de toro, las torrijas e incluso el caviar. Pero ahora, y a petición de un lector, venimos a mostrarte una de las costumbres más trianeras: tapear. Y es que hemos decidido realizar una ruta de los bares más baratos de Triana. Como siempre, nos es imposible recopilar absolutamente todos los bares que merecen la pena calidad-precio, por eso ¡anímate a dejarnos tu sugerencia!
Salir de tapas forma parte de la cultura de Sevilla y en general de Andalucía. Los bares son más que un lugar a donde ir a comer. En ellos nos encontramos con amigos, familiares, compartimos nuestra vida, conversación y si es posible acompañados de buena comida. En los bares pasa la vida, se conocen las personas, surgen parejas y amistades para toda la vida. Son en definitiva un punto de encuentro que forma parte de nuestra idiosincrasia desde hace siglos.
Con esta ruta queremos enseñarte los bares de nuestro distrito donde mejor calidad-precio hay, para que puedas permitirte ir de tapas sin gastarte más de lo deseado. Pretendemos centrarnos en bares pequeños, de barrio, familiares y que sean pequeñas empresas, alejándonos de cadenas donde la tapa pierde un poco el sentido. Lo dicho, una “Ruta para todos los bolsillos”. Comenzamos:
Triana, entre otras muchas cosas, tiene bares con solera e historia en cada esquina. No hace falta andar mucho para tomarte una tapita en condiciones en cualquiera de sus calles. Esta ruta queremos empezarla por López de Gomara, donde entre soportales encontramos el Bar Salomón, Rey de los Pinchitos. Bautizado en algunos foros como «El Dios de los pinchos», es aconsejable pararse a probar sus pinchitos, pimientos Del Padrón, papas bravas o tacos de solomillo. «Está cerca y es baratito, el Bar Salomón cumple con todos estos requisitos y más. El servicio es bueno, los camareros son muy atentos aunque el bar esté ‘a tope’ y además son limpios», comenta una vecina.
En dirección a San Jacinto, la plaza San Martín de Porres nos descubre el Bar Santa Lucía, donde es inevitable acompañar su cerveza helada y «bien tirada» con alguna de sus tapas. Gambitas blancas, ensaladilla, y una enorme lista de montaditos te esperan en su barra. San Jacinto, y más aún desde que es peatonal, nos regala también grandes rincones para tapear. En el número 77 tenemos La Oliva, que sigue manteniendo su encanto de antaño gracias a que mantiene los azulejos de su fachada. Su tapa estrella es el san jacobo casero «está tan bueno que es difícil pedir otra cosa». Los que lo suelen frecuentar avisan de que las sillas son un bien muy preciado en este bar, así que hay que andarse rápido para cogerlas. También se deben probar las croquetas y las pavías.
Siguiendo con la ruta, en Rodrigo de Triana, la pequeña barra de la Taberna Vargas te da la oportunidad de degustar una gran variedad de pescaíto frito, pinchitos, troncos de atún en escabeche, champiñón plancha, mejillones… Además servidos con rapidez y eficacia.
Dejando el Altozano atrás, la calle Castilla nos va a dar mucho que hablar. Pues casi al principio seguro que encuentras un sitio en la enorme barra de Casa Manolo. Deberás ir varias veces, porque «de una atacada» no podrás probar todas sus tapas: las espinacas, el cazón en amarillo, los riñones, las habas con jamón, el huevo a la flamenca, la ‘carrillá’ o los san jacobos. Y es que casa Manolo es ya una entidad donde además de saborear los productos de una de las mejores cocinas de Sevilla, el servicio de sus camareros es excelente.
En la curva que dibuja la calle y frente al Callejón de la Inquisición el bar con la decoración más peculiar de Triana nos espera,hablamos de la Casa Cuesta. Este emblemático rincón, cuyo origen se remonta al 1880 cuando era una casa de venta de vinos del Aljarafe, fue lugar frecuente de pintores, poetas y artistas. Conocido por sus vinos y sus tapas; como la ensaladilla, los cogollos con atún, los revueltos, el salmorejo, la cazuela del tío Diego, la caldereta, el menudo, o los panes de la casa, que te harán parar más de una vez en esta señorial esquina.
No debes irte de Triana sin probar el solomillo al ajo del Sol y Sombra. Sería pecado no adentrarse en este peculiar establecimiento donde las paredes están decoradas con antiguos carteles taurinos y donde los clientes se sientan en sillas de enea. Especializados, además del solomillo al ajo, en revueltos, tagarninas con jamón, chacinas, quesos, cola de toro, gambas al ajillo, o bacalao al ajillo. Tanta fama ha conseguido esta taberna, que actualmente cuenta con tres locales en la Calle Castilla.
Es esencial que si vives o vienes por Triana pases por el bar Las Gonlondrinas, fundado en 1962, cincuenta años de éxito y renombre le avalan. La forma de preparar sus puntas de solomillo, champiñones plancha, el aliño de zanahoria con ajito, plancha y chacinas, hacen que se uno de los bares más característicos de Triana. Aunque sea pequeño la clientela se ordena bien en su peculiar escalera y siempre encuentra un hueco donde quedarse. Recordar que desde hace tiempo además del originario de en la calle Antillano Campos, abrieron un segundo establecimiento en Pagés del Corro.
La calle Alfarería alberga uno e los templos de caracoles de Sevilla: Casa Diego; pero además no puedes dejar de probar su cola de toro, las pavías, el salmorejo, los chícharos, las espinacas o el atún encebollado. Y es que muchos reportajes han tildado a este bar de cocinar «las mejores tapas de Triana». Por su pequeña barra la gente se agolpa en la puerta, señal de que lo que sirven merece mucho la pena.
Volviendo al otro lado del Altozano, en la Calle Pureza encontramos el bar Santa Ana. Su terraza hace que los días de sol sea el sitio más indicado para tapear. En este bar de ambiente cofrade, donde los muchos sevillanos confiesan ir cada vez que hay un evento en Triana, se mezclan las tapas frías como papas ali oli, ensaladilla, con pescaíto frito, «las pamplinas», los pinchitos o las pavías de bacalao. «algo estrecho, pero merece la pena los empujones cuando te ponen la cerveza tan fría», añade un parroquiano del bar. Además, para quien lo recuerde, nos dejó una estampa más que curiosa este verano, cuando el calor hace que se agudice el ingenio.
En el número 64 de Pureza, Casa Remesal nos espera. «Comida muy rica a muy buen precio», dicen los que han pasado por allí. Caracoles en su época, lagrimitas de mero al limón, boquerones al limón, guisos de pescado, montadito de atún a la cereza; siempre acompañado de una copita de mosto o manzanilla. Hemos escuchado que «pedir aquí es no equivocarte». Lleno absoluto casi a diario, demuestra que el buen hacer en la cocina conjuntamente con un buen trato y simpatía de sus camareros hacen a los clientes volver.
Casi al final de la avenida de Coria, frente al Barrio León en la Calle Toledo, las tapas del bar La Dársena también son muy recomendadas, al igual que en El mesón el Serranito. En este amplio establecimiento, que también lo podrás encontrar en otros sitios de Sevilla, además del plato estrella, su serranito, hay carnes, pescados, platos combinados si se tiene más hambre, las croquetas o los montaditos. Los que lo conocen saben que el servicio es de suma rapidez ya que «la cocina va más rápida que la mente del cocinero», o eso hemos escuchado.
Por último, y no por ello menos importante, en San Vicente de Paúl, a la altura del Instituto Vicente Aleixandre, encontramos el Bar Triana, donde sus heladas jarras de cerveza, sus gambas y sus exquisitas tapas a buen precio hacen las delicias de los vecinos desde hace años, al igual que en el mítico Cibeles, situado en el pasaje de Esperanza de Triana y donde podemos degustar un serranito «que quita el ‘sentío'», además de otras delicias como el San Jacobo o el secreto ibérico.
De este modo ponemos fin a esta extensa lista de bares, esperemos que os haya servido para descubrir algún sitio nuevo o para recordar aquel bar que teníais olvidado.Pinchando en alguno de los nombres de los bares podrás entrar en la página web del sitio o en su página de Facebook, para que puedas conocer más detalles del sitio antes de ir a probar sus tapitas. Repetir de nuevo que como esta ruta es de todos, esperamos ansiosos tus sugerencias. Sin más, como dijeron los Celtas Cortos: “Nos vemos en los bares”.
Laura Liñán